miércoles, 30 de noviembre de 2011

UNA JOYA DE SILABAS Y SUEÑOS

Por: Paola Quintana Tomás.

Durante la travesía de la vida, los seres humanos emprendemos una búsqueda incansable por hallar algo de lo que seamos únicos dueños y que también nos ayude a ser reconocidos y valorados.Éste regalo nos es otorgado por nuestros padres antes de que pudiéramos pronunciar una sola palabra, razón por la cual no podemos presentar ninguna objeción y menos solicitar un cambio.

El nombre es la estructura que da pie a la formación de la personalidad. Éste juega un papel imposible de esquivar. Es una especie de sinónimo del espíritu que dice mucho más de lo que sus silabas reflejan. Puede significar el éxito o el fracaso, la carga positiva o negativa, la popularidad o la soledad, incluso la alegría o la tristeza. Una pieza importante del rompecabezas de la vida que aunque intentemos tirar o extraviar, siempre estará presente. 

Sumire (violeta en español) es un nombre que resulta agradable para cualquiera, menos justamente para la propiaSumire, protagonista del libro Sputnik, mi amor. HarukiMurakami (autor del libro) presenta al nombre como una palabra poderosay decisiva en el accionar humano.
Murakami le atribuye a la protagonista un abominable desprecio por su nombre.La madre de Sumire escogió el apelativo en honor a una canción de Mozart. Motivada por el orgullo y el amor propio, Sumirerechazaba la idea de correr la misma suerte de la humilde violeta protagonista de la melodía: ser aplastada por alguien que ni siquiera notara su diminuta existencia.[1] “Este nombre es la única cosa concreta que me dejó mi madre. Exceptuándome a mí misma, claro”. (Murakami, 1999. P.25)


ROBERTO VS ROBERTITO
Roberto es un hombre golpeado por la vida. Estudió derecho pero no logró terminar la carrera. Su tico amarillo y quizá un par de cachuelos (asesoría informal de abogado) son el sustento de su familia. Tiene 5 hijos: Romina, Pamela, Cecilia, Angélica y Roberto, su último hijo.Un sueño que a sus 47 años se hacía realidad y que obligaba al pequeño Robertito a vivir una réplica de la vida de su padre.

Los niños que son bautizados con los nombres de sus progenitores son presos de una vida ajena. Les cuesta hacerse de una personalidad propia y desligarse de los antecedentes de los padres. El adulto intenta lograr por medio del pequeño todo lo que no pudo.Quizá, (tocados por el cariño propio) lo que se busque es prevalecer en el tiempo. El sueño del elixir de la vida protagonizado por un infante al que poco le importa ser el vivo reflejo de su creador.

CARLITA, UNA PETIZA DE CUARENTA Y DOS AÑOS
Carla es una solterona. A pesar de su avanzada edad se hace llamar Carlita. De niña ocupaba el primer lugar de la fila del salón, motivo por el cual se hizo merecedora de apodos como chata, petiza, chinchón de piso, retaca, enana, entre otras chapas quizá más ofensivas. Nunca se opuso a la idea de ser tratada como una pequeña de baja estatura pues parecía no molestarle ni ocasionarle problemas. Pero todo cambió cuando en su cumpleaños número cuarenta y dos, se dio cuenta de que Carlita había quedado atrás y que no era una enana en tamaño si no que se había convertido en una persona diminuta.

El uso de diminutivos y sobrenombres puede transformarte en un pequeño pedazo de gente. En ocasiones son causantes de la pérdida de la esencia humana y de la creación de una personalidad subestimada. No es que las “charitos” y los “cabezones” sean del todo perjudiciales, pero debe existir un límite, una división marcada entre palomillada y la macabra herida. Carla se había auto programado para mantener intacta la personalidad de una chiquilla ajena a la realidad, realidad que pone en evidente a una niña mujer presa de los años y la soledad.

MARILYN, MADONNA Y GISELA
Si hablamos de Norma, Verónica o Sonia solo estamos nombrando a tres mujeres que existen en algún lugar del mundo. Pero qué pasa cuando decimos Marilyn Monroe, Madonna o Gisela, inmediatamente nos trasladamos a escenarios glamurosos donde reina el espectáculo. Y no es para menos ya que estas tres mujeres simbolizan a la exitosa, irresistible y apasionante fémina capaz de tener al mundo a sus pies con un movimiento de caderas. Estas estrellas decidieron alterar un poquito su marca personal, dejando de ser personas comunes y corrientes para dar paso a la creación de mujeres merecedoras de aplausos, silbidos y fanáticos.
Madonna es una cantautora, actriz y empresaria estadounidense. Durante su carrera como cantante ha vendido más de 500 millones de discos.

Renunciar a tu nombre de pila puede significar el éxito. Quizá si estas damas no hubieran hecho el cambio, su nivel de popularidad estaría tan bajo como el de un presidente despreciado por sus propios electores. No se les conocería ni en pelea de gallos y lo que es peor (para ellas) no serían dueñas de ésta fiebre sin frenos llamada fama, razón por la cual los proyectos de artistas y cosas parecidas han tomado esta singular forma de diseñar su marca como una ley, regla de la que ninguno escapa a menos que su nombre original vista tan sofisticado que no necesite ningún retoque estético. 
Marilyn Monroe comenzó su carrera como modelo y actriz de películas de bajo presupuesto
EL INFRAMUNDO DE LOS NOMBRES
Partiendo de que todo comunica, entendemos que hasta algo tan inofensivo como un nombre emite chorros de  mensajes que marcan la vida de una persona y que en muchas ocasiones son causantes de encapsulamientos, fracasos y baches difíciles de tapar. El nombre es la principal arma del ser humano. Un caparazón que te protege de las agresiones. Un traje que vistes en todas las ocasiones. Un apelativo que sirve para ser reconocido y sobre todo un símbolo del lado humano desconocido que todos creemos conocer.


[1] Ver. HarukiMurakami, Sputnik, mi amor (Argentina: Tusquets Editores, 2010), p. 24-25.

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